lunes, 31 de agosto de 2009

Valle del Jerte, Valle de Gozo


























Dicen los entendidos que Jerte viene desde que lo romanos la llamaron Xerete, algo así como gozo o alegría. La verdad es que acudir a esta zona de Extremadura es pasar unos días asombrados por la belleza del lugar. Sin duda alguna, una agradable recomendación.

Se sugiere entrar al Valle del Jerte por la carretera nacional 110 que discurre desde Soria, Segovia y Ávila hasta Plasencia, donde concluye. Si entra por aquí, deténgase en el Puerto de Tornavacas, a 1.175 metros de altitud y podrá ver todo un valle de 50 kilómetros de largo, donde la belleza del sitio es encantadora; atrae por sus laderas cubiertas de arbolado que en el mes de marzo es un manto blanco de flores del cerezo, que ha conseguido atraer a miles y miles de personas. No porque sea otra época del año el Valle, como se le conoce en toda Extremadura, no vaya a mostrar todo su encanto en su agradable temperatura y en el frescor de las aguas de sus gargantas.

Párese en Tornavacas, donde pernoctó en su camino a Yuste el emperador Carlos V, conservándose aún su casa en la calle Real de Abajo. Merece la pena una visita al Centro de Interpretación de la Alta Montaña y la Trashumancia. A siete kilómetros el pueblo del Jerte, que este año conmemora el 200 aniversario de la valiente gesta de los jerteños al enfrentarse al invasor francés en la Guerra de la Independencia. Fue el 21 de agosto de 1809 y en represalia los franceses quemaron todo el pueblo. Visite en la Plaza de la Independencia el templo barroco de Nuestra Señora de la Asunción.

Si quiere hacer una excursión empiece por el Centro de Interpretación de la Flora y la Fauna de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos y aproxímese, en esa misma garganta, a la zona que llaman de los Pilones, donde el agua ha excavado en la roca unas marmitas gigantes. El lugar es precioso y la dificultad baja o moderada.

En Cabezuela del Valle hay que callejear. Está declarado conjunto histórico artístico porque aún conserva muchas casas típicas y con letreros religiosos. En el pueblo está el Museo de la Cereza, así como el Centro de Interpretación del Agua.

Tras pasar el pueblo de Navaconcejo, a cuyos habitantes llaman ballenatos, se llega a Valdastillas, donde se encuentra el Hotel Balneario Valle del Jerte, cuyas aguas son muy saludables. Magnífico el balneario y sus profesionales.

Un lugar para comer, el restaurante de la casa rural Garza Real, en el mismo pueblo de Valdastillas, una aldea que agatea la montaña para continuar la carretera hasta el pueblo más alto de Extremadura, Piornal, a 1.175 metros de altitud, que ya comunica con el Valle de la Vera hacia Garganta la Olla (precioso pueblo) y el Monasterio de Yuste. Piornal tiene para ver las casas piornaliegas, los restos del palacio del obispo y la novísima iglesia de San Juan Bautista, desde donde el 20 de enero, día de San Sebastián, sale el Jaramplas, un muñeco que asemeja ser un malhechor y al que apabullan con nabos los mozos del lugar. Es una fiesta de interés turístico.

Tras bajar por Barrado, que nació como núcleo pastoril, donde se puede ver el roble grande de la Solana, y Casas del Castañar, se atraviesa atravesar el río Jerte concluimos en El Torno, el otro mirador del Valle, cuyas vistas desde allí son preciosas. Mientras que el mirador de Tornavacas las tiene mejores por la mañana, las de El Torno son por las tardes. Claro que el Valle del Jerte tiene mucho más que ver y su visita completa dura varias jornadas para un viajero que desee conocer bien la comarca. Lo dicho, muy recomendable.

Sólo un consejo de última hora. No se detenga al borde de la carrerea a coger cerezas. Además de una mala acción molestará a cualquier lugareño. Mejor dígale que le compra cereza. Serán generosos y les entregará por poco dinero muchísimo más que las que pueda comprar en el comercio y además se lo agradecerán.

Más información en: www.turismovalledeljerte.com; www.vallecereza.com; www.valledeljerte.net